16 julio, 2012

Máscaras



Abro los ojos. Aún es de noche. Estoy acostado frente a un bosque de máscaras, me acerco. Los rostros de la tragedia y la comedia se encienden como calabazas en Noche de Brujas. Me pongo de pie, las máscaras me apuntan con sus cuencas llameantes.

                Otros durmientes se sacuden el polvo y se acercan. La entrada del bosque exhala dos bocanadas de negrura.

                Avanzamos en fila india y nos internamos en la arboleda. Un sonoro gruñido de tripas se escucha como el aullido de un lobo. Noto demasiado tarde que me rodea una muchedumbre de sonámbulos. Los árboles se cierran como dientes, nuestros rostros son hogazas de pan que se desmoronan; hasta que la máscara se desprende de la máscara.

04 julio, 2012

Balance desde el trapecio (PRIMERA PARTE)



Hoy que el comunismo (como ya en 1848, cuando fue publicado el famoso manifiesto de Marx y Engels) es predicado por la escuela autoritaria del socialismo, sin tener para nada en cuenta la natural igualdad sometiendo por la fuerza a los hombres y confiando la acción coercitiva a un gobierno dictatorial, es conveniente subrayar que los anarquistas no tienen nada en común con tal comunismo.
Luigi Fabbri, epígrafe dedicado a mis excompañeros del CGH

En estos días, he visto por la calle a las personas más introspectivas y cabizbajas. Creo que cada quien está haciendo su propio balance desde sus propias realidades. Esta es la mía, no pretendo adoctrinar a nadie ni erigirme como el profeta mamón de la caverna (profetas ya hay muchos y son nefastos). Desde lo alto del trapecio caminamos todos, algunos con más pelotas que malabarear que otros.

Un poco de contexto
Antes de conocer el anarquismo (que plantea librarte de todo dogma) era un comunista de segunda generación. Los arrullos que me cantaba mi madre eran canciones interpretadas por Violeta Parra o Amparo Ochoa (como esa del negrito que está durmiendo y llega el diablo blanco y le come la patita). Cuando era un púber, había un librero en mi cabecera donde dormitaban las obras completas de Lenin, Marx y otros barbudos. Infancia es destino.
Años más tarde, participé en la huelga de la UNAM (1999-2000), pocos meses, lo admito, pero los suficientes para entender la dinámica de un movimiento estudiantil con todos sus vicios y virtudes. Pernocté varias noches afuera del Reclusorio Norte y del Consejo Tutelar para Menores, hasta que salieron la mayoría de los huelguistas presos. Era el sexenio de Ernesto Zedillo, el último presidente priista. 12 años después, los jurásicos regresarán al poder.

Perdimos todos, menos el PRI
Es difícil para mí sentir empatía con aquellos que confiaron en lo que la partidocracia vende: falsas ilusiones, y ahora se sienten defraudados por una operación inmoral de compra de votos, pero legal según las leyes supremas que confeccionaron ellos mismos, incluso los puritanos que ahora quieren limpiarla. En esta elección, el único ganador fue el PRI. La gente que vendió su voto por una tarjeta de Soriana, ignora que lo pagará con IVA.  Los periodistas refor y demócratas que se hacen de la vista gorda también pierden porque junto con la partidocracia y los ciudadanos que se dejaron comprar, tendrán que asumir el costo de solapar la abyección del ya de por sí abyecto sistema político. Lo que ellos no ven, es que la cultura de la corrupción también le sirve al narco, que el crimen organizado se nutre de corromper policías y que si para ellos eso es la “normalidad democrática”, no vengan después a gritar histéricos que hay que cerrar filas en la lucha contra la delincuencia, porque para ellos la corrupción es normal.
Pierde también el electorado que se dejó corromper y vendió su voto por una despensa amarilla, azul o tricolor (aunque hay que admitirlo, los del PRI son sus maestros, por eso supieron arrebatarles la presidencia con el truco más viejo). En este mundo no hay inmaculados, y si los hay, no están en la política partidista.

Nuestros hermanos menores
En medio del advenimiento de la República del Teletón, está la ternura de los estudiantes del #YoSoy132. He visto en estas semanas truculentas cómo han sido atacados por grupos de izquierda, de derecha, de centro, supuestos librepensadores, maoístas, tecnócratas, periodistas rabiosos, policías, porros del PRI, grupúsculos de activistas cuarentones que se sienten con autoridad moral para convocar a una huelga nacional, cuando no pueden ni combatir al charro de su sindicato. Y ahí siguen. Son la ternura beligerante. Ellos saben con qué recursos cuentan y hasta dónde pueden llegar. Por eso no es raro que atraiga a los grupos advenedizos de siempre, que ven una revolución en cada coyuntura, pero que no son capaces de construir nada (salvo honrosas excepciones).
Si mantienen la unidad, dentro de su propia dinámica pueden crear propuestas autogestivas, como ya lo han venido haciendo con las células informativas de su grupo de medios. Incluso, (aunque estoy en contra del reformismo que no resuelve nada y sólo coloca parches en las leyes para que todo siga igual), los estudiantes  podrían empujar un pliego petitorio y presionar al poder para cumplirlo al pie de la letra. Son ideas que se me ocurren al aire ni son las mejores ni son definitivas.
A #YoSoy132 les advierto: cuídense de los irresponsables, carguen la bandera que carguen, desconfíen de los mayores de 30 que sólo busquen empujarlos a las vallas de la policía, del marxismo-leninismo de vena autoritaria, de los que les vendan revoluciones fáciles o uniones obrero-campesinas sin sustento (recuerden que el PRI tiene a la CTM y Antorcha Campesina, y el PRI no es el Partido Comunista). Sean críticos con todo y con todos, porque esa es la verdadera libertad de pensamiento.

02 julio, 2012

Soy ombligo




Soy ombligo en el que todo comienza y termina: soy un surfeador de la paradoja, amante de lo ambivalente, corazón de niño hinchado de veneno. Soy un traidor glorificado, asesino de confianzas, violador de inocencias, destructor de familias y amistades. Soy un nuboso obrero de la palabra, disciplinado en mi indisciplina, soñador y con dedos que vuelan sobre el teclado. Soy pequeño, frágil y huraño, soy el amanecer y la conciencia. Soy tan fuerte que cobijo a otros bajo mi ala, inspiro a almas puras y alecciono intenciones extraviadas. No soy el guerrero soñado por mis padres ni el amigo perfecto deseado por mis aliados, soy una corona de fuego que gira con furia mientras flota suavemente. Viajo por mi propio sendero. Me alimento de sueños que condimento con música y libros. Soy una mota de polvo de estrella que a veces se enreda con sus propias piernas. El mundo es frío y su vez chicloso. Nadie da un peso por ti, pero todos están dispuestos a adorarte si te creen superior. El poder da color, da sabor, enchila, irrita, explota, y al final todos terminamos igual: muertos.