A todo le pones pero, su blog de confianza, les trae el Top 5 de los grupos que consiguieron éxito a pesar de su música anodina o de plano apestosa. Disfruten.
5. Justice
En serio, ¿qué ofrece este dúo que no
hayamos escuchado antes? Carecen de la genialidad de Daft Punk (sus maestros),
tampoco tienen el ingenio y colmillo de los Chemical Brothers, la claridad
técnica de DJ Shadow, la elegancia de Massive Attack o de perdida el toque
popero/comercialoso de Fatboy Slim. Sí, su disco † significó una sorpresa comercial (gracias a D.A.N.C.E. y DVNO) y
un éxito en fiestas y antros cuando salió, pero ¿quién los escucha ahora? Y lo
peor de todo, son insoportablemente pedantes. Basta con escuchar el volumen de
los micrófonos dedicados a las ovaciones del público en su disco en vivo A Cross the Universe, álbum que, además,
prueba lo insustancial y rígido de su propuesta musical. Su capacidad para
hacer remixes no es suficiente como para nombrarlos una “gran banda”, en este
caso tendríamos que llamar así también a cientos de retocadores que pululan en
la industria. Son simplemente un par de chicos que se divierten con sus Macs y
demás juguetitos para hacer música electrónica, nada más.
4. The Rolling Stones
Estos júniors ingleses son prueba viviente
de cómo el rock clásico viajó del esplendor a la decrepitud en pocos años.
Inspirados, sin duda, por su (supuesta) rivalidad con The Beatles, en sus
inicios consiguieron varios discos que causaron tremores entre la juventud de
la época. Eran los “malos”, los “oscuros”, sus “satánicas majestades”
únicamente porque tenían un look más atrevido que el afresado cuarteto de
Liverpool y se atrevían a decir “let’s spend the night togheter” (sooo
hardcore). Pero a diferencia de los Beatles, que supieron elegir el momento
para retirarse con dignidad, los Stones decidieron seguir machacando la misma
escala pentatónica durante las siguientes cuatro décadas y media (mas lo que
duren todavía), convirtiéndose en la versión isleña del Tri pero con mejor show
y mayor posicionamiento dentro de la industria musical (baste decir que una de
las revistas más vendidas y malolientes del medio lleva su nombre: Rolling Stone). Aunque son creadores de
un par de composiciones francamente geniales, los Stones han pasado a la
historia más por su relevancia social (en su momento) y su durabilidad (que
Energizer envidia) que por su música. La prueba de que apestan es cualquiera de
sus discos de éxitos: excepto los fanáticos del ala dura, nadie es capaz de
escuchar todas las canciones seguidas.
3. Oasis
Esta banda de Mánchester ni siquiera debería
figurar en esta lista, ya que en pocos años será completamente olvidada y (por
suerte) no quedará nada de ella. Tal vez por ahí sobreviva un cover estilo
Sanborns de Wonderwall que sonará de
fondo mientras compras en el súper, pero más allá de eso ni las cenizas. No
bastó su monumental pedantería, ni sus patéticas y de risa loca comparaciones
con The Beatles, ni los aburridos pleitos cuasi maritales entre los hermanitos Gallagher
para que este ejemplar del brit pop noventero permaneciera en la memoria
musical del mundo. Al final, al parecer, Blur les ganará la partida.
2. The Doors
Si no eres un preparatoriano rebelde o un
forever motochelero abstente de escuchar a esta banda, que si bien elaboró
algunas piezas memorables (The End, People are Strange y alguna más), la
mayoría absoluta de su música es repetitiva, plana y complaciente. Creyeron que
Morrison y su carisma eran suficientes para colocarse en el paraíso del rock.
Sí, Jim era una especie de iluminado sesentero capaz de excitar a muchachitas y
muchachitos por igual, pero su insoportable tendencia a cantar todas las
canciones con la misma melodía y lo pretencioso de sus “poemas” lo
desenmascaran hoy que el efecto sexoso ha pasado. Manzarek, Krieger y Densmore
no eran malos músicos, de hecho poseían un feeling
del que la mayoría de las bandas actuales deberían aprender, pero el éxito
empañó su autocrítica y se volvieron rápidamente complacientes y monótonos;
como prueba están las canciones que hicieron tras la muerte del Rey Lagarto, No me molestes mosquito y demás bodrios
dignos de un comercial de cocacola. De hecho, si Morrison no hubiera estirado
la pata a los 27 años para unirse al famoso “Club 27” al que pertenecen
luminarias como Jimi Hendrix y Kurt Cobain, The Doors no hubiera tenido la
repercusión histórica que ha conseguido. Como dicen por ahí, si el sexo no
vende, la muerte lo hará.
1. U2
A
menudo me pregunto por qué la gente escucha a U2. No logro comprenderlo. Bono
es una de las personas más detestables del planeta, y no sólo por su vanidosa
personalidad que se piensa salvadora del mundo y arcángel de los desvalidos (a
los que suele tranzar para aumentar su nada despreciable fortuna), sino porque
los poderosos lo apapachan a donde quiera que va, los “medios de comunicación”
lo fotografían sin cesar como si fuera chica guapa y hay que soportarlo hasta
en la sopa (Across the Universe pudo
ser una película decente si no lo hubieran incluido en su repertorio).
Siguiendo la política de los Stones y el Tri, U2 continúa sacando discos que
sus aborregados fans compran como maná industrializado (aunque ya no contengan
ni un ápice de la energía que caracterizó a la banda en sus muy lejanos inicios),
y seguirá sacando discos mientras estén vivos porque el dinero es lo más
importante, no la música. Si en verdad fueran músicos comprometidos se hubieran
retirado desde inicios de los 90, dejando Achtung
Baby como testimonio y testamento que, entonces sí, merecería respeto. Pero
no, la lana es primero. Para acabarla de amolar, las revistuchas musicales de
la industria repiten y machacan e insisten que el cuarteto irlandés es una de
las mejores bandas de la historia, cuando lo mejor que han hecho es aparecer en
Los Simpson.