29 mayo, 2012

CRÓNICAS 68/#132


Por Gil Fontanero

AL PRINCIPIO

Nunca ha habido otro comienzo que éste de ahora,
Ni más juventud ni vejez que éstas de ahora,
Nunca habrá más perfección que la de ahora,
Ni más cielo ni infierno que los de ahora

Walt Whitman, Canto a mí mismo
1968
2012


Tenía clase de física a las siete de la mañana. Al llegar a la prepa me topé de frente con un camión incendiado. Era el 27 de julio del 68 y yo estudiaba en San Ildelfonso, tenía 16 años y aún creía que los héroes nunca perdían. Entré por la puerta que dos noches después el ejército iba a destrozar de un bazucaso y me hallé en el corazón del Movimiento. Hoy soy, 44 años después, #132.

Estamos de vuelta, somos los mismos y con la misma esperanza: que México alcance la dignidad que se merece.

Eso de que envejece el cuerpo y no la mente, que la juventud es algo que se lleva en el corazón y no en el calendario, es parte del deseo de no morir, mas es falso: con el tiempo uno embarnece, uno se deteriora, la energía queda regada en el camino. Con los años, si se tiene la fortaleza de no dejarse convencer por los hombres grises, se puede alcanzar, no la juventud eterna, sino algo de sabiduría. Por eso ya no me da por el futbol sino por la serena reflexión; ya no camino las calles con mi pancarta y grito con mi ronco pecho, sino que observo a la nueva raza llenarse de espíritu, del verdadero Espíritu, ese que se revuelve en las aguas del principio de los tiempos y crea nuevos mundos.



132 es el nombre de un nuevo planeta, un planeta que nació en el 68, un nuevo planeta habitado por una nueva especie con la voluntad superior de dejar atrás tanta imbecilidad de guerras y poder, una nueva especie que ya superó con sólo dar un primer paso, la agria telenovela de la derrota humana.

Escribo desde las montañas del centro de mi país, México, y escribo estas crónicas como uno más de los 132, que es un número ideal donde caben todos los números. Es la crónica de un triunfo anunciado.

En las mañanas del 68, en plenas lluvias, del lodo y del fuego se forjó una ilusión, se dio a luz con voz y sangre una semilla, semilla que ahora es árbol y busca ser el eje de un Nuevo Mundo. La antigua Ceiba de los mayas por donde una vez más bajan los dioses a susurrar en el oído de la mas reciente generación: yo también soy 132.

Se cumple la cábala, la profecía: nacerá la vida de la vida.


Ayer en la noche vi los 132 videos y soñé el sueño de aquel mago Rey, cuando soñó que el río ya no apestaba, que había sido enterrado el miedo, que los señores de la noche se habían diluido con la noche, y en el viejo Teotihuacan nacía el día.

Pero no todo es retórica, 132 es también el número de la inteligencia, de la reflexión. Por eso esta mañana me he puesto a comparar lo que vivimos los jóvenes de hace 44 años con lo que se vive hoy, y esta es la razón por la que escribo estas líneas, donde pretendo contrastar las circunstancias históricas y estratégicas entre 68 y 132.


En el 68 fui infantería, uno más con la boca tapada por un esparadrapo cuando el silencio recorrió Reforma y llenó el Zócalo, el silencio como una palabra que todo explica. Hoy también soy infantería, y aunque hablo al escribir, sigo en silencio, pues de lejos y de cerca se escucha el respirar de los jóvenes.


LAS DIFRENCIAS ESTRATÉGICAS ENTRE EL 68 Y EL 132
-Primer parte de muchas-

Disculpen el tono académico de lo que les voy a compartir, pero la palabra tiene su ley. Así que una vez advertidos ahí les va el rollo:

El objetivo del 68 visto en perspectiva fue muy claro: que el Estado mexicano alcanzara la plena democracia. Que lo que habíamos avanzado y crecido como nación se tradujera en un Estado moderno.

Los jóvenes de entonces éramos producto de un largo proceso que había transformado a México en un país urbano. La economía crecía, las instituciones se fortalecían, había estabilidad política, y con ello había madurado el tiempo para que la dictadura de un partido diera lugar a una verdadera democracia. El Consejo Nacional de Huelga presentó un pliego petitorio de seis puntos, que al avanzar el Movimiento se concretó en uno: Diálogo Público. La necesidad de exigir flexibilidad y apertura brotó de lo inconciente colectivo, de la reflexión, del viento de la historia, o de todo eso a la vez.



El Estado mexicano en el 68 tenía estructura y poder. El Presidente (así con mayúsculas) era la punta de un trompo que giraba con fuerza. Dentro del PRI la mayoría de los poderosos o que pretendían serlo tenía una mesa para ponerse de acuerdo y ajustar las cuentas. El PRI era como una cebolla. Para pasar de una capa exterior a una central había puertas anchas y estrechas, mas todas se abrían por dentro. En cada capa había uno o varios salones de juego donde el ajedrez o el póker de la política acomodaba el país a sus intereses. En el central, presidido por el dueño de la Silla, se jugaba en absoluto secreto el Juego Maestro. Ahí terminaban los hilos bien tensos que amarraban en una apretada red todo el país. Fue en esa mesa que decidieron Tlatelolco.

En los sesentas el estado unipartidista mantenía un control social y político absoluto. Nada se publicaba en los medios sin que pasara por la censura; los sindicatos estaban copados por dirigencias cómplices; los militares observaban una disciplina de hierro. Ni una brizna de hierva se movía sin que los vigilantes se enteraran; no había noticia que no fuera maquillada a la conveniencia de la realidad oficial; el país se hallaba dentro de un muro que todo filtraba.

Por diversas y complejas razones, desde la presión social, el desarrollo tecnológico, la incapacidad de mantener una economía ascendente, los cambios en la aldea global, el rodar de la cultura, el Tao, y mas puntos que podríamos agregar, el estado tuvo que ceder espacios y hoy ya no tiene las llaves en la mano. En el 68 desde el primer día hubo violencia, arrestados, desaparecidos, bombas molotov. Hoy tienen las manos atadas y los chavos se mueven libremente.



En el #132 los jóvenes son producto de una larga crisis y frente a ellos hay un estado fallido en todos los sentidos: seguridad, educación, economía, ecología, un estado carcomido por la corrupción, con instituciones desgastadas e inoperantes, por ello es que su objetivo es que México recupere su dignidad y se ejerza la democracia.

Ésta es a mi juicio la primer y más importante diferencia estratégica entre el 68 y el #123, la calidad del estado al que nos enfrentamos. Esto determinará en buena medida el resultado del movimiento. Si con el apoyo de los jóvenes se derrota claramente al PRI en las elecciones, a lo que se apunta es a un verdadero cambio de régimen, a cerrar el doble círculo, el que se abrió con la revolución del 10 y el de los neoliberales que arrancó con De La Madrid, para inaugurar un nuevo México a la medida de lo que ahora somos. 

Condiciones del Estado mexicano
68
#132
Estado estructurado y fuerte
Estado Fallido
Instituciones en crecimiento
Instituciones nulas
Control político total –presidencialismo-
Fragmentación del poder
Control de los medios y de la violencia institucional
Sin capacidad de controlar los medios independientes ni el mundo de la Internet.
Imposibilidad de usar la violencia institucional contra el movimiento

Desde las montañas del centro de México, Gil Fontanero, servidor de ustedes.

(continuará)



Nota de prensa de aquellos años:
■ Informes policiacos hablaban de conjura
Gustavo Castillo García

“Al momento son siete los estudiantes muertos y 500 los heridos a manos de la policía. Por lo que piden la destitución del jefe y subjefe de la policía, así como la derogación del artículo 145 constitucional (sic)”, reportaba el 29 de julio la Dirección General de Investigaciones Políticas y Sociales (DGIPS), de la Secretaría de Gobernación. Los choques con la policía se habían prolongado ya tres días en la zona del centro de la ciudad conocida como el barrio estudiantil.
Desde la noche del 26 de julio la violencia se había extendido a las calles de Brasil, Donceles, Justo Sierra, Argentina y El Carmen, quedando en medio el edificio de San Ildefonso, donde estaban las preparatorias 1 y 3.

20 mayo, 2012

"Yo sí leo, no veo Televisa"



A riesgo de alterar las buenas conciencias de aquellos que se creen  salvadores de la patria —por realizar una movilización callejera—, vale decir que sean estudiantes, militantes embozados o espontáneos, lo cierto es que los participantes de la marcha de ayer en Reforma son parte de una grosera manipulación político-electoral que —si se sale de madre— pudiera llevar a la más grave deslegitimación de la democracia electoral mexicana.
-Ricardo Alemán, periodista de Excélsior.


Ayer, sábado 19 de mayo de 2012, Peña Nieto y Televisa se dieron cuenta que la posibilidad es real: pueden perder la elección del 1 de julio. Porque los cuarenta mil manifestantes que marcharon desde el Zócalo hasta el Ángel de la Independencia, convocados por las redes sociales y sin sesgo partidista alguno, significan una fuerza inesperada e incorruptible que está haciendo la diferencia en estas anquilosadas campañas electorales que tanto dinero nos cuestan y tanto agreden a nuestra inteligencia.

            Media hora antes de la cita (las doce del día) me encontraba en el Lumen de República del Salvador para imprimir un cartel que ridiculizaba la actitud de los eminentes periodistas de Televisa. Temía que el encargado de impresiones rechazara tan virulento documento, pero en la fila adelante de mí había una joven pareja imprimiendo volantes informativos contra Peña Nieto y la citada televisora, y junto a ellos dos chicas de no más de veinte años deseaban que les sacaran cien copias de la ya famosa máscara de papel de Carlos Salinas. Mientras mi cartel era impreso ayudamos a las chicas, junto con la pareja, a recortar las máscaras. Ahí comenzó la marcha para mí.


            Arribamos al Zócalo pasado el medio día. El sol caía con furia. La plancha estaba llena en poco más de la mitad: estudiantes de la UNAM y del Poli en grandes contingentes, familias enteras, chavos bien que venían de la Ibero, la Anáhuac y demás universidades privadas, parejas, señoras estilo Las Lomas vestidas de blanco, y muchos, muchísimos jóvenes de todos los niveles sociales armados con pancartas escritas a mano o diseñadas en computadora, vestidos con playeras con la foto de Carlos Fuentes impresa, llevando la máscara de Salinas o la de Guy Fawkes (a pesar del desalmado calor), tomando fotos a los carteles de sus compañeros y coreando consignas sin parar, literalmente sin parar. El 95% de los asistentes tenía menos de treinta años. No faltaron los macheteros de Atenco, algunos miembros del SME y un solitario grupo de "pejeviejitos" que en una manta invitaban a votar por AMLO, la única propaganda partidista que vi, y la cual fue respetada sobre todo por la venerable edad de sus portadores.

            La multitud se dirigió entonces a la calle peatonal de Madero. Saltando al grito "el que no brinque es Peña" avanzamos frente a los empleados de los negocios de la calle, algunos daban muestras de apoyo o incluso se unían al contingente. Conté seis policías en el trayecto desde el Zócalo hasta Eje Central: no existía ningún temor hacia los "infiltrados" que supuestamente iban a reventar la marcha (jamás aparecieron), y el comportamiento de los manifestantes fue impoluto. Al desembocar en el Eje Central y rodear el Palacio de Bellas Artes pudimos apreciar la magnitud de la concurrencia: la cabeza se perdía en la lejanía, y hacia atrás venían todavía más. 

            Se utilizaron únicamente los carriles hacia el norte de Reforma. Los automovilistas que venían en sentido contrario apoyaban con el claxon o puños levantados, incluso una señora se bajó en pleno carril de alta velocidad para tomarnos fotos y gritar "estoy con los jóvenes". Cuando llegamos a la glorieta de Cuauhtémoc a lo lejos vimos que el Ángel ya estaba lleno. Tuvimos que avanzar por la baqueta para poder llegar a la rotonda. Los jóvenes no se cansaban de gritar a pesar de llevar dos horas brincoteando bajo el sol. La mayoría de las consignas estaban dirigidas contra el candidato priísta (la palabra "Atenco" fue tal vez la más gritada), en segundo lugar contra Televisa y demás medios ("Televisa es el verdadero enemigo de México") y el PAN. Se apoyaba a Aristegui, se le agradecía a la Ibero por ser quienes comenzaron todo esto y se advertía: "los jóvenes ya despertamos, México ya despertó".

            Es cierto, las señoras ricas que iban de blanco protegidas con grandes sombrillas sin duda están del lado de Vázquez Mota, pero jamás lo externaron. Es cierto también, un gran porcentaje de los jóvenes piensa votar por López Obrador, pero tampoco lo hicieron patente. La fuerza principal del llamado "movimiento yo soy 132" es su carácter apartidista. Y mientras lo siga siendo su validez será absoluta y casi imposible de atacar. Los patéticos intentos de Milenio para adjudicarle la marcha a Vázquez Mota o los prosaicos insultos de Ricardo Alemán son prueba de que no saben cómo detener lo que los entusiastas han bautizado como "la primavera mexicana".


            Varias cosas quedaron claras con la marcha del 19 (y la del 18 protagonizada por estudiantes de la Ibero y del Tec de Monterrey directamente contra Televisa): el sector estudiantil ya tomó una decisión: Peña Nieto no debe ser presidente. Se han dado cuenta del poder que tienen, de que sus palabras y acciones pesan dentro del espectro político y social, que pueden cambiar el curso de los hechos: tienen la fuerza para arruinarle su jugada al PRI y a Televisa porque ésta se basa en la vil manipulación. En un tiempo relativamente corto (el famoso viernes negro de Peña Nieto en la Ibero fue apenas diez días atrás) se está articulando un movimiento estudiantil con un objetivo muy claro, sin líderes visibles y organizado desde el espacio de gran libertad que son las redes sociales. Y un movimiento estudiantil apartidista a cinco semanas de las elecciones es lo más peligroso que puede sucederle al Estado mexicano. Esta es la democracia real. Porque además de todo los jóvenes son extremadamente cuidadosos (por ejemplo, impedían que los que querían trepar las esculturas del Ángel lo hicieran: "respeto", les gritaban), han demostrado inteligencia al no apoyar a ningún candidato (aunque en su mayoría piensan votar) y son insistentes: el próximo miércoles van a reunirse de nuevo, ahora en la emblemática Estela de Luz.

            ¿Cómo van a detener este movimiento? ¿Van a reprimir? ¿Peña Nieto renunciará? ¿Televisa cederá y comenzará a informar con objetividad (¡ja!)? ¿En verdad piensan que con propaganda negra vía televisión y otros medios afines al PRI callarán las protestas? Son otros tiempos, Internet rige ahora: no hay forma de callar a un movimiento que surgió precisamente porque los grandes medios pretenden suplantar la voluntad popular imponiendo un candidato (el "fraude adelantado"). 

            Por cierto, si el PAN insiste con "apropiarse" del movimiento el tiro le saldrá por la culata: no han entendido que a este grupo de ciudadanos no se les puede manipular, y mucho menos se quedarán callados mientras la candidata del partido de la guerra contra el narco pretende montarse sobre sus hombros. Los de Morena, que tanto criticaron la marcha, tampoco han entendido lo que sucede: gritan "no vayan, es de Josefina" sin darse cuenta que si le siguen dando la espalda a estos jóvenes se quedaran atrás, e incluso la generalizada simpatía por AMLO de parte de este sector puede desaparecer. Este movimiento va más allá de los partidos, y ninguno parece haberlo entendido.

            Ricardo Alemán se equivoca: es precisamente en defensa de la democracia que hoy los jóvenes salen a la calle. Falta mucho para escribirse, pero ya no será posible hablar de México en 2012 sin mencionar a los jóvenes que decidieron que el país también es suyo.



(Todo lo escrito aquí es mi interpretación de los hechos, en ningún momento pretendo hablar por los demás participantes en la marcha del 19 ni por los miembros del movimiento estudiantil.)




13 mayo, 2012

Redes sociales vs. el Ministerio de la Verdad


Las redes sociales, especialmente Twitter, se han convertido en la punta de lanza de la sociedad mexicana no partidizada. Es cierto, los partidos políticos utilizan activistas —pagados y no—para promover a sus candidatos y atacar a los otros, pero la mayoría de quienes opinan sobre política son miembros de la llamada "sociedad civil" que postean con el único afán de expresar su opinión, de externar sus fobias, amores y odios. Por eso no es posible controlarlos. Además, son generalmente los más informados y los más críticos. No dejan pasar un solo error y pueden llegar incluso a la crueldad.
       El sector tradicional de los medios de comunicación, es decir periódicos, radio y televisión, viven una relación de amor-odio con Twitter y Facebook: mencionan constantemente los temas ahí vertidos, sirviendo como amplificadores de la red, pero a su vez los descalifican, condenan o incluso piden su desaparición.
            Cómo olvidar la diatriba de Loret de Mola contra Twitter cuando el famoso desliz de Peña Nieto en la FIL, en su artículo el simpático periodista de El Universal y Televisa acusó a los tuiteros de ser auspiciados por "fuerzas oscuras", simples esbirros pagados para denostar al impoluto candidato de sus amores. Los tuiteros respondieron con el hashtag #MeArrastroComoLoret. Hoy, Loret de Mola pide que el IFE fiscalice y regule Twitter.

            Por otro lado, Milenio, abiertamente peñanietista —calderonista en el pasado—, ha sido un constante y duro crítico de Twitter, hasta el grado de, como lo reseñó Mister Strange acá abajo, se pudo leer al siempre congruente y libre Aguilar Camín acusar los tuiteros de ser sembradores de odio pagados por López Obrador, o a Román Revueltas Retes, "luchador social del 68", en su columna Turbas de fascistas intolerantes en la "Ibero", afirmar que "¿es siquiera entendible, por no decir aceptable, que cuando un candidato de un partido político acude a una universidad sea recibido con gritos, justamente, de 'asesino' y que los estudiantes, como si tuvieran enfrente a un auténtico sátrapa, le espeten '¡fuera, fuera!' para que no pueda siquiera exponer sus ideas frente a un auditorio?", para luego añadir que esta situación "ha sido deliberadamente promovida por un candidato que, sin prueba alguna de que se hubiera perpetrado un fraude electoral, se dedicó a descalificar a nuestras instituciones sembrando, ahí, un descontento personal entre sus seguidores que justificaría las más extremas expresiones de repudio, desdeño, encono, intolerancia, sectarismo e intransigencia". O sea, lo mismo que Loret de Mola: Twitter es un "territorio comanche" del odio promovido por López Obrador, como si los tuiteros y los estudiantes de la Ibero fueran borregos alquilados que niegan la hermosa realidad pregonada por la televisión y los medios oficialistas, borregos zombis que pretenden frenar el avance democrático de nuestro país y que merecen ser investigados, regulados y sancionados.
            A esto podemos sumarle la respuesta visceral, como de bravucón de barrio, del presidente del PRI, Pedro Joaquín Coldwell, quien mientras Peña Nieto se refugiaba en el baño de la turba iracunda de iberitas que lo perseguían con gritos de "asesino", declaró que “hubo grupos que, quiero pensar que no son representativos de la Ibero, que incurrieron en faltas de urbanidad, faltas de respeto”, pidió que las autoridades de la universidad investigaran al respecto y se sorprendió de que cuestionaran al "candidato puntero" que ellos mismos habían invitado.
            No importa si los múltiples videos en YouTube muestran cómo ocurrió el "incidente Ibero", no importa si el rector de esa universidad salió en defensa de los estudiantes negando que hubiera infiltrados, no importa que #MeEscondoEnElBañoComoEPN se volviera Trending Topic mundial: en la tele no se dijo nada de esto, en la tele Peña Nieto nunca tropezó.
            Como cereza en el pastel, al día siguiente del incidente los periódicos de Mario Vázquez Raña, pilar del deporte nacional, los electrodomésticos y el periodismo libre, publicaron el mismo encabezado: "Éxito de Peña en la Ibero pese a intento orquestado de boicot". Los tuiteros y feisbuqueros, ofendidísimos, lo tomaron personal. Se han dado cuenta, muchos de ellos, que están luchando contra el sistema propagandístico del Estado, no simplemente contra un candidato o un partido. Las redes sociales contra el Ministerio de la Verdad.
            Esto ha empujado la contienda electoral a un nuevo escenario: lo importante es que no gane Peña Nieto, no importa si López Obrador es la solución a los males del país o si Vázquez Mota ya averiguó por qué Calderón no la apoya, lo único relevante es que las redes ya decidieron —mejor dicho: la mayoría de sus integrantes, y esa decisión es contra el "nuevo PRI", el mismo que presume modernidad, tolerancia y sensibilidad pero que cuando es confrontado responde con virulencia y una inocultable nostalgia por los tiempos de control absoluto en el que los estudiantes incómodos eran simplemente desaparecidos.
            ¿Pesarán lo suficiente las redes sociales en la elección? ¿Podrán inclinar la balanza? ¿Si gana el PRI se vengará intentando regular Internet, específicamente Twitter? ¿La televisión saldrá victoriosa y se convertirá en el Gran Elector? ¿Loret de Mola cumplirá la fantasía húmeda de ver a Peña Nieto presidente? ¿Federico Arreola regresará a Milenio y será recibido con los brazos abiertos? ¿Twitter será declarado un "peligro para México"?

           

La ruleta sigue girando. El 1 de julio lo sabremos.




12 mayo, 2012

Los comendadores de Peña Nieto


A los cancerberos de la cultura institucional no les gusta ser cuestionados, literalmente "les caga", por eso aborrecen redes como Twitter, en donde confluye todo tipo de fauna, pero los que estamos dentro y entendemos el juego, no acusamos a los trolls que nos insultan con nuestra mamá.
                Viene a cuento, porque en el marco de las campañas electorales, por fin hay un reflejo de lo que pasa en las redes sociales en un escenario concreto: la visita de Peña Nieto a la Ibero,  que después de la Feria del Libro en Guadalajara, ha sido el traspié más doloroso del candidato. Ello, también ha puesto los puntos sobre las íes, y rápidamente ha descobijado al aparato mediático con el que el PRI pretende regresar. Pero contextualicemos (ah, qué mamón me vi).
                El jueves, el “escritor” y “periodista” Héctor Aguilar Camín, echó la tripa por delante en una columna titulada La Fuenteovejuna de LópezObrador, en donde habla de una “red de insultantes”, quienes ni siquiera merecen ser los destinatarios de su ex abrupto. Imagino que ya no le entusiasman tanto las redes sociales al señor Héctor, como pensaba en una anterior columna. Ese mismo día, temprano, en el noticiero de Carmen Aristegui se aventó un round con el periodista Jenaro Villamil por la información contenida en su libro sobre los gastos de Peña Nieto en medios, concretamente, lo que el gobierno del Estado de México pagó a Televisa durante su gestión. Los videos los pueden ver aquí:




Como se puede observar, Aguilar Camín, está desencajado y re refiere constantemente al documento de Villamil como “papelito” (¿papelito habla?), pide a gritos las fuentes con una furia que contrasta con su personalidad zalamera en otros escenarios, por ejemplo, cuando estuvo en la presentación del libro de Peña Nieto (bueno, honor a quien honor merece: del ghost writer que lo escribió). Pero Aguilar Camín, soberbio como él solo, nunca hubiera salido a defender a la empresa para la que trabajó si ese “papelito”, como él lo llama, no hubiera salido a la luz en el debate entre los cuatro candidatos a la Presidencia.
                Lavando los trastes en la azotea, me puse a pensar en todo esto y me pregunté: ¿por qué esa defensa tan férrea ante un documento que exhibe los tejemanejes de Peña Nieto y Televisa?, si, según las encuestas que un día sí y el otro también nos echan a la cara, su victoria es inminente y no hay nada qué hacer. La respuesta llegó el viernes cuando Enrique Peña Nieto se quedó atrapado en un baño de la Ibero (según los propios locutores de Radio Ibero), en medio de un cúmulo de protestas en su contra.
                

                Luego vendría el control de daños por parte de Luis Videgaray y Pedro Joaquín Coldwell, quienes, muy a su estilo, hicieron carrusel de entrevistas telefónicas y en vivo para desvirtuar las protestas contra Peña Nieto, e incluso, exigir que se investiguen. Lo que nadie se pregunta es cómo es posible que los jóvenes que son referente de estatus social y poder económico reciban así al “modelo 2012 aspiracional de la clase media”. Si los que estamos en la cola de la pirámide social aspiramos a ser chicos Ibero (o al menos a tener su poder adquisitivo), ¿qué demonios pasó? Dejo este análisis a los teóricos de la lucha de clases, que en estos momentos también se están arrancando los pelos.

                Lo más importante, desde mi perspectiva, ya no es la elección presidencial, sino que se les quebró el paradigma y los comendadores de Peña Nieto quedaron al descubierto. Reiteradamente han dicho que somos un país de clase media y que la clase media es conservadora y es feliz con un coche, unos electrodomésticos chidos y un iPhone y que votan siempre por el PAN o el PRI, ¿qué les pasa entonces a los chicos Ibero, será que saben algo que nosotros no sabemos?

Posdata
La lista no oficial de los comendadores que defenderán a ultranza a Peña Nieto y de ahí para el real, y criticarán la intolerancia de los chavos de la Ibero, no les pierda la pista:

Milenio
El Universal
Excélsior
La Prensa El Sol de México
Radio
Televisión
Carlos Marín, Ciro Gómez Leyva, Héctor Aguilar Camín, Carlos Mota, Joaquín López Dóriga, León Krauze, Luis González de Alba, Román Revueltas Retes
Carlos Loret de Mola, Denise Maerker, Maricarmen Cortés
Jorge Fernández Menéndez, Pedro Ferriz de Con, Pascal Beltrán del Río,
Ricardo Alemán
Todos vendidos
David Páramo,
Oscar Mario Beteta, Sergio Sarmiento
Me cuesta trabajo pensar quién se salva