Las
redes sociales, especialmente Twitter, se han convertido en la punta de lanza
de la sociedad mexicana no partidizada. Es cierto, los partidos políticos
utilizan activistas —pagados y no—para promover a sus candidatos y atacar a los
otros, pero la mayoría de quienes opinan sobre política son miembros de la
llamada "sociedad civil" que postean con el único afán de expresar su
opinión, de externar sus fobias, amores y odios. Por eso no es posible
controlarlos. Además, son generalmente los más informados y los más críticos. No
dejan pasar un solo error y pueden llegar incluso a la crueldad.
El sector tradicional de los medios
de comunicación, es decir periódicos, radio y televisión, viven una relación de
amor-odio con Twitter y Facebook: mencionan constantemente los temas ahí
vertidos, sirviendo como amplificadores de la red, pero a su vez los
descalifican, condenan o incluso piden su desaparición.
Cómo olvidar la diatriba de Loret de
Mola contra Twitter cuando el famoso desliz de Peña Nieto en la FIL, en su
artículo el simpático periodista de El Universal y Televisa acusó a los
tuiteros de ser auspiciados por "fuerzas oscuras", simples esbirros
pagados para denostar al impoluto candidato de sus amores. Los tuiteros respondieron con el hashtag #MeArrastroComoLoret. Hoy, Loret de Mola
pide que el IFE fiscalice y regule Twitter.
Por otro lado, Milenio, abiertamente
peñanietista —calderonista en el pasado—, ha sido un constante y duro crítico
de Twitter, hasta el grado de, como lo reseñó Mister Strange acá abajo, se pudo
leer al siempre congruente y libre Aguilar Camín acusar los tuiteros de ser
sembradores de odio pagados por López Obrador, o a Román Revueltas
Retes, "luchador social del
68", en su columna Turbas de fascistas intolerantes en la "Ibero", afirmar
que "¿es siquiera entendible, por no decir aceptable, que cuando un
candidato de un partido político acude a una universidad sea recibido con
gritos, justamente, de 'asesino' y que los estudiantes, como si tuvieran
enfrente a un auténtico sátrapa, le espeten '¡fuera, fuera!' para que no pueda
siquiera exponer sus ideas frente a un auditorio?", para luego añadir que esta
situación "ha sido deliberadamente promovida por un candidato que, sin
prueba alguna de que se hubiera perpetrado un fraude electoral, se dedicó a
descalificar a nuestras instituciones sembrando, ahí, un descontento personal
entre sus seguidores que justificaría las más extremas expresiones de repudio,
desdeño, encono, intolerancia, sectarismo e intransigencia". O sea, lo
mismo que Loret de Mola: Twitter es un "territorio comanche" del odio
promovido por López Obrador, como si los tuiteros y los estudiantes de la Ibero
fueran borregos alquilados que niegan la hermosa realidad pregonada por la
televisión y los medios oficialistas, borregos zombis que pretenden frenar el
avance democrático de nuestro país y que merecen ser investigados, regulados y
sancionados.
A
esto podemos sumarle la respuesta visceral, como de bravucón de barrio, del
presidente del PRI, Pedro Joaquín Coldwell, quien mientras Peña Nieto se refugiaba
en el baño de la turba iracunda de iberitas que lo perseguían con gritos de
"asesino", declaró que “hubo grupos que, quiero pensar que no son
representativos de la Ibero, que incurrieron en faltas de urbanidad, faltas de
respeto”, pidió que las autoridades de la universidad investigaran al respecto
y se sorprendió de que cuestionaran al "candidato puntero" que ellos
mismos habían invitado.
No
importa si los múltiples videos en YouTube muestran cómo ocurrió el
"incidente Ibero", no importa si el rector de esa universidad salió en defensa de los estudiantes negando que hubiera infiltrados, no importa que #MeEscondoEnElBañoComoEPN se volviera Trending Topic
mundial: en la tele no se dijo nada de esto, en la tele Peña Nieto nunca
tropezó.
Como
cereza en el pastel, al día siguiente del incidente los periódicos de Mario Vázquez
Raña, pilar del deporte nacional, los electrodomésticos y el periodismo libre,
publicaron el mismo encabezado: "Éxito de Peña en la Ibero pese a intento
orquestado de boicot". Los tuiteros y feisbuqueros, ofendidísimos, lo
tomaron personal. Se han dado cuenta, muchos de ellos, que están luchando
contra el sistema propagandístico del Estado, no simplemente contra un
candidato o un partido. Las redes sociales contra el Ministerio de la Verdad.
Esto
ha empujado la contienda electoral a un nuevo escenario: lo importante es que
no gane Peña Nieto, no importa si López Obrador es la solución a los males del
país o si Vázquez Mota ya averiguó por qué Calderón no la apoya, lo único
relevante es que las redes ya decidieron —mejor dicho: la mayoría de sus integrantes—, y esa decisión es contra el
"nuevo PRI", el mismo que presume modernidad, tolerancia y
sensibilidad pero que cuando es confrontado responde con virulencia y una
inocultable nostalgia por los tiempos de control absoluto en el que los
estudiantes incómodos eran simplemente desaparecidos.
¿Pesarán
lo suficiente las redes sociales en la elección? ¿Podrán inclinar la balanza? ¿Si
gana el PRI se vengará intentando regular Internet, específicamente Twitter? ¿La
televisión saldrá victoriosa y se convertirá en el Gran Elector? ¿Loret de Mola
cumplirá la fantasía húmeda de ver a Peña Nieto presidente? ¿Federico Arreola
regresará a Milenio y será recibido con los brazos abiertos? ¿Twitter será
declarado un "peligro para México"?
La ruleta sigue girando. El 1 de julio lo sabremos.
Son las mismas preguntas que me he hecho. Las redes sociales realmente han hecho de nuevo algo que se ha perdido, ver las cosas de una manera crítica y sin manipular como lo ha hecho la televisión. Al estar abiertos a tan diversos puntos de vista y de opinión, se puede enriquecer el de uno y dejar de seguir a la borregada. Y lo que ha ocurrido es algo que o no se había antes visto o se mantenía oculto o nos distraían con otras cosas. ¿Que hubiera pasado en el 68 si hubiera habido redes sociales y youtube? Esperemos que estas herramientas lleguen a servir para ir impulsando mas y más algo que realmente hace falta en este país, conciencia social.
ResponderEliminarLas redes sociales pesarán en la política mexicana cuando el 100% de la población tenga acceso al internet y se hagan escuchar;antes de eso solo unos cuantos privilegiados será capaces de conocer la oscura verdad de esta "carrera política",llena de mentiras,corrupción,y de borregos cibernéticos manipulando las Redes sociales.....
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