VIII
Salamandremos.
Olvida la reptación cavernícola,
la carcoma de mis medievales costillas,
El electrón y el protón,
la sopa primigenia de la materia,
la evolución reptocentrista de las especies,
y salamandremos.
Seamos bioquímicos,
quirópteros,
quirotétricos.
Seamos matemáticamente compatibles,
esdrújulos,
concatenados,
espiroquetos.
Ictiofaguemos,
anfisbebámonos como dodos arlequines;
pero salamandremos.
IX
Cuando llegue el cuarto creciente
escribiré con vaho sobre
el cristal de tus ojos
salmos de aguanieve
y nadie podrá borrarlos.
X
Poemópodos trovan
la cántica protónica prosopopeya.
Y lloros lo loan,
y gnomos lo roan,
y lloros y lloros,
y llorrosicleres.
Cronámbulos arbustos éan,
y si aqueste corazombi palpitare,
con un solesticio monocromo
musitaré lagacertijos.
XI
Estos son los ojos hundidos que se columpian
en el espejo retrovisor de nuestro destino.
Por ello te croo,
barrunto y siseo.
XII
Un truébano de luz,
una antropofagia.
Unas esqueléticas falanges
que traquetean sobre una plancha metálica.
Los colmillos de una tarántula hueca,
los líquenes húmedos de tu lengua martirizante,
los pasos de plomo que se acercan por las catacumbas
de esta pesadilla de malvavisco.
XIII
Por espacio de dos monotremas,
hablará por mi voz un salvoconducto divino.
Un monólogo dividido en tres quijadas quijotescas
será el hazmerreír de un público fofo
de trapos sucios:
ojitos de botón,
aplausos de felpa.
Posteriormente, sólo seré el hazmellorar heráldico
que subirá por las escaleras del trapecio para
malaconsejar al Gran Dios Taxidermista.
XIV
Aquí yace
el velador irredento que ronda el pericardio.
Aquí, su epitelio membranoso
se confunde entre las raíces
de la mala yerba, que nunca muere.
La imagen pertenece a Justin Novak: http://www.justinnovak.com/
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