04 abril, 2011

Epitafio para un corazombi (PARTE 2)


VIII

Salamandremos.

Olvida la reptación cavernícola,

la carcoma de mis medievales costillas,

El electrón y el protón,

la sopa primigenia de la materia,

la evolución reptocentrista de las especies,

y salamandremos.

Seamos bioquímicos,

quirópteros,

quirotétricos.

Seamos matemáticamente compatibles,

esdrújulos,

concatenados,

espiroquetos.

Ictiofaguemos,

anfisbebámonos como dodos arlequines;

pero salamandremos.

IX

Cuando llegue el cuarto creciente

escribiré con vaho sobre

el cristal de tus ojos

salmos de aguanieve

y nadie podrá borrarlos.

X

Poemópodos trovan

la cántica protónica prosopopeya.

Y lloros lo loan,

y gnomos lo roan,

y lloros y lloros,

y llorrosicleres.

Cronámbulos arbustos éan,

y si aqueste corazombi palpitare,

con un solesticio monocromo

musitaré lagacertijos.

XI

Estos son los ojos hundidos que se columpian

en el espejo retrovisor de nuestro destino.

Por ello te croo,

barrunto y siseo.

XII

Un truébano de luz,

una antropofagia.

Unas esqueléticas falanges

que traquetean sobre una plancha metálica.

Los colmillos de una tarántula hueca,

los líquenes húmedos de tu lengua martirizante,

los pasos de plomo que se acercan por las catacumbas

de esta pesadilla de malvavisco.

XIII

Por espacio de dos monotremas,

hablará por mi voz un salvoconducto divino.

Un monólogo dividido en tres quijadas quijotescas

será el hazmerreír de un público fofo

de trapos sucios:

ojitos de botón,

aplausos de felpa.

Posteriormente, sólo seré el hazmellorar heráldico

que subirá por las escaleras del trapecio para

malaconsejar al Gran Dios Taxidermista.

XIV

Aquí yace

el velador irredento que ronda el pericardio.

Aquí, su epitelio membranoso

se confunde entre las raíces

de la mala yerba, que nunca muere.


La imagen pertenece a Justin Novak: http://www.justinnovak.com/

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